Siempre hay algo que hacer

La verdad no estaba seguro que hacía en la enfermería del casino Arcadía, pero estaba ahí… por alguna razón pensó que sería interesante. Se colocó su uniforme de trabajo junto con una bata blanca, y algunos lapiceros en esta para escribir. Lo primero que tuvo que revisar fueron algunos envenados por comida en estado de descomposición, algo que no era muy agradable pero para Michael era el pan del día, muy común.

Habló con algunos enfermeros para pedir los medicamentos adecuados y prepararse a examinar a los pacientes – Al parecer es solo… intoxicación por mariscos en mal estado- le decía a la mayoría de los pacientes y a los enfermeros para que se pusieran manos a la obra.

Eso le había llevado casi tres horas de esa noche, al terminar se limito a sentarse recordando sus últimos días los encuentros con diferentes personas, algunos placenteros otros, no tanto. Suspiró al dejar de recordar en ellos, parecía no haber mucho más que hacer excepto quizás esperar.

Se levanto de la silla para ir por algo que leer, la prensa, ese día no lo había leído y sería bueno para informarse con los últimos acontecimientos del día. Aunque no era del todo interesante, solo política y sus encuentros entre los partidarios de esta, televisión y estrellas de los canales, con alguno que otro chisme sobre sus personas. Al final se termino entreteniendo con la zona de diversión tratando de resolver el sudoku, intentando resolverlo sin mucho éxito “Si tenemos el 7… aquí el 6… luego iría el 3, no, no ese no…” pensaba mentalmente mientras mordía el lápiz con el cual estaba escribiendo y miraba al techo como si la solución estuviera en esa dirección.

llegaba un poco tarde, mas lo mucho...se adentró al lugar vestido de calle y con la bata en una mano, pero al entrar casi se le sale el corazón, ya que no esperaba que hubiese gente o por lo menos no aún-oh...buenas noches dr....-dijo el rubio regalandole una tierna sonrisa-mi nombre es Roden Kiseki, mucho gusto-se presenta, extendiendole una mano.

Estaba concentrado en su juego, hasta escuchar aquella voz, la cual le obligo a mirar de donde provenía, hasta dar con el rubio enfrente de él, sonriendo amigablemente y extendiendo la mano para estrecharlas con las de Roden – Mucho gusto, joven Kiseki… yo soy Michael Grisson- ladeando el rostro cerrando los ojos y con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

- Creo que llega algo tarde… por lo menos para ayudar si a eso ha venido, a menos claro que desee limpiar a los pacientes- señalando en dirección al cuarto donde estaban los pacientes por intoxicación.

Dejó el diario en una mesa, para poder mirar mejor al otro, aparte de sus los rubios casi nórdico y sus ojos claros, parecía ser un joven normal aunque eso solo en la superficie, quizás si averiguaba más de él descubriría que no todo es como lo pintan – Supongo que eres enfermero, y trabajas aquí… pero ¿Por qué tan tarde, sucedió algo?- pregunto interesado, pero sin demostrarlo demasiado, aunque antes de dejarle responder o tomar acciones se limito a decir – Si es que me permite preguntarle, si no quiere responder lo entenderé- descansando un momento los ojos con los parpados cerrados, para luego abrirlos lentamente.

el rubio se sonroja al verlo sonreír, pareciendole un hombre sumamente atractivo-jejeje...si, lo que pasó fué que en el hospital arcadia tambien trabajo algunos días, hubo bastante que hacer...y se me pasó la hora...lo lamento dr. grisson-hace una pequeña reverencia y mirando la otra habitación, se coloca la bata y se encamina a esta...luego de una hora, todos los pacientes estaban listos para regresar a casa o a sus respectivos cuartos-listo dr., nesecita algo mas?-pregunta mientras se prepara una tasa de cafe con leche...

Interesante el joven trabajaba en el hospital Arcadía, para ser tan joven nadie lo creería. Sonrió al ver el entusiasmo del otro señalándole donde era, y observando como iba. Se volvió a concentrar en su juego y luego de unas horas lo había logrado, y al no tener nada que hacer, se acercó a al ventana, para respirar el aire fresco de esa noche.

Escucho la dulce voz del otro, dándose la vuelta para mirarle sonriendo – Muy bien, parece que ya todos se han ido… tú deberías descansar, se te ve algo agotado- parecía que el chico estaba lleno de energía, pero le preocupaba que no descansara lo suficiente. Negó con el rostro – No, yo no necesito nada, pero la enfermería puede que si… aunque si pudieras traerme algo de ese café lo agradecería- estaba algo perezoso ese día, aunque no era por serlo, simplemente estaba cansado no logró dormir las noches anteriores.

- Y dime… en el hospital ¿Eres asistente de alguien? Ó eres enfermero de turno- pregunto interesado sin dejar de mirar al joven mientras este se pregraba una taza de café con leche, y Michael se dedicaba a mirar por la ventana las luces de la cuidad.

Estaba esperando a que la cafetera hirviera el agua, cuando escuchó las palabras de su superior-eh?...no se preocupe dr., aún tengo energías sufucientes para lo que se me pida, a demas siempre he sido así-dijo sonriendole tiernamente-aunque...para ser sincero, debió ser el entrenamiento que recibí...-mencionó pensativo y recordando, hasta que el sonido de la cafetera lo sacó de sus pensamientos...preparó dos tazas a una le echó agua hasta la mitad y a la otra se sirvió hasta un poco mas abajo del borde-cuantas de azucae y de café dr.?-pregunta mirandolo por encima del hombro...

Apoyo su rostro en el dorso de su mano, mientras observaba algo perdido en la ciudad, las luces y los sonidos, calmado era una palabra que no definía a esa ciudad. Escucho la voz del otro despertándolo de su embelesamiento, con movimientos lentos volver su mirada al de ojos celeste y sonreírle dulcemente. Negó con el rostro suavemente

- Lo prefiero sin azúcar lo prefiero así, gracias-
Comentó en voz tenue mientras suspiraba ante el olor de aquel líquido, colocándose de pie, caminando lentamente hasta la mesa para tomarlo con sus manos, acercarlo a su rostro y respirar el aroma fuerte del café.

-Delicioso… muchas gracias por todo Roden-

Ronroneo al beber de su tasa, estaba muy bueno en especial si llevabas días sin lograr dormir nada… era como la fuente de la juventud para el doctor. Su garganta hacía sonidos mientras tomaba y los músculos de esta entraban en acción mientras tomaba de ese líquido amargo.

Solo le hacía falta algo de alimento y todo hubiera sido perfecto, pero el café le venía muy bien ahora, por lo cual ni siquiera se quejo. Bajo la taza de sus labios, bostezando con sueño estirando su cuello para relajarse al final y observar a Roden.

- Bueno si no quieres descansar… aquí la verdad no hay nada que hacer pero debo quedarme en caso de una emergencia-

Comentó bajando la cabeza, como quería ir a casa y descansar pero eso ahora no era posible, y quejarse no ayudaría así que se limito a sonreír y volver a beber del café.