Deseos nocturnos

Silbaba por los pasillos quedamente mientras pensaba en aquel bebé que habían llevado hasta la urgencia. Su turno acababa y estaba algo agarrotado, parecía no acabar aquel fatídico destino para los lactantes con afecciones respiratorias, el asma y una que otra complicación cardíaca.

Su mano se apoyó en el borde del umbral una vez que hubo detenido su marcha para observar la máquina que tanto buscaba. Una sonrisa que pareció cansada deambuló en su rostro y luego los pies continuaron el trayecto en silencio, como acostumbraba.

Sin percatarse de que tenía compañía, cogió su tazón y lo depositó justo donde el caliente líquido de amargo sabor caía a borbotones - Uhm... delicioso... - sus pupulas centelleaban mientras aquel característico aroma deambulaba frente a sus narices.

Tomó, entonces, aquel tazón con ambas manos, como deseando obtener aquel calor proveniente del líquido que aún no probaba y giró para divisar a quien no tenía el gusto de conocer.

- ¿Buenas? - por lo visto eran colegas, debido a la vestimenta.

Pestañeó ante la mueca que había hecho, primero no había dejado de observar su tazón de café, por lo que intuyó que deseaba beber aquello, luego había girado el rostro y nuevamente lo había mirado preguntándole por su presencia allí.

A lo que sonrió ampliamente, él no era muy bueno para hacer amistades, mucho menos entre los especialistas en medicina, por lo que si uno de ellos se mostraba dispuesto a entablar charla era bienvenido.

Caminó hasta el hombre de larga cabellera y extendió su mano franca - Yohann, un placer conocerle... - debido al movimiento un poco de la bebida se derramó en su blanco delantal retrocediendo en el acto - Ah! - siempre tan falto de cuidado, era tan bruto en algunas situaciones, tal vez aquel hombre pensaba que era un completo necio, sin embargo, alzó el rostro - Aquí... donde me ve... podría creerme que soy pediatra? - la sonrisa amplia regresó a sus labios divertido pues el niño parecía ser él y no sus pacientes.

Asintió moviendo en la misma dirección aquella mano mientras le miraba sonriente - No te preocupes... a veces me sucede lo mismo... - caminó hacia el mesón, depositando en el lugar aquel tazón y luego giró quitándose la prenda para quedar con una camisa de oscuro colorido y pantalones de tela blanca, los que el hospital solicitaba usar en las horas de atención médica.

Dobló adecuadamente aquel atuendo para dejarlo sobre la mesa - No soy muy bueno para entablar charlas de ningún tipo - y era cierto, acostumbrado a las ciudades pequeñas, no sabía muy bien cómo comportarse con los habitantes de aquella ciudad tan grande.

Pasó por su lado mirándolo de reojo, intentando que no se percatara de ello y llegó hasta donde sus pertenencias se guardaban . Abrió la pequeña puerta y sacó una chaqueta oscura y un par de pantalones de la misma tonalidad, para sentarse en una banca y desatar los cordones de sus zapatos y así cambiarse.

- Supongo que no te molesta si me cambio de ropa acá... -

- Ahm... sí... - respondió mientras se abrochaba rápidamente la prenda con el fin de no hacer una eternidad de aquello. Pronto estuvo en condiciones de ser visto y anunció - ok... listo - una reverencia profunda hacia el recién conocido hacía - siento haberte incomodado - no obstante, estaba acostumbrado a ello, tal vez en la ciudad no se permitiera, pero siendo todos hombres no veía el daño realizado en el otro u en cualquiera que apareciera.

- Yo igual estudié en una ciudad grande, pero... simplemente no me acostumbro a algunos extraños comportamientos de los de las ciudades - acomodaba el cuello de su camisa con una mano a la vez que con la otra tomaba la chaqueta para ponérsela lentamente.

- ¿Eres nuevo?, no recuerdo haberte visto en los pasillos del hospital con antelación - dijo mientras sus azulosas orbes se posaban en las contrarias.

- Je... - cerró los ojos como acto reflejo y luego caminó para extender el brazo cerca del otro hombre, con el fin de coger el tazón de café que ya no tendría la misma temperatura de antes.

- Así es... al ser tan oscuros casi nadie se percata de ello - no sabía cómo se había dado cuenta, si ni cerca habían estado. Luego de tener su tanzón entre las manos se encaminó hasta un sillón donde se sentó - Uhm... - dijo luego de beber un trago - recomfortante... - susurró y alzó la vista para posarla en aquel que tenía en frente.

- La verdad, es que en esta ciudad hay bastante trabajo - sonrió, pues estaba llena de maleantes, no iba a saberlo si era guardaespaldas igualmente - Sólo espero poder hacer lo mejor posible mi trabajo para que los niños no terminen con secuelas debido a las acciones de los mayores - nuevamente alzó su tazón para probar el amargo líquido.

Sus orbes se explayaron cuando escuchó su deseo y sonrió luego para parecer más calmado - Me agradaría poder ayudar, no sirve de nada poseer conocimiento si no se va a utilizar - terminó por argumentar para dar otro sorbo a la bebida - será para mi un placer, ser la primera de tus firmas y uno de tus compañeros en la rehabilitación de menores con enfermedades discapacitantes -

Se levantó para buscar su bolso y allí buscar su móvil, lo sacó y luego giró hacia el otro - Sería mucho, si te pido el número de contacto? - interesado estaba en que aquel no se alejara, deseaba conocer mucho más acerca de ese plan suyo.

Más aún si estaba en juego la salud de muchos niños.

Se sentó nuevamente anotando los dígitos en su aparato telefónico mientras escuchaba lo que el otro le decía - Por eso no hay que preocuparse - susurró un tanto lento, debido a que concentrado ahora anotaba su nombre en el aparato.

Una vez que terminó de introducir los datos y que los guardara, coló el teléfono en uno de sus bolsillos y lo miró directo a la cara - Conozco varios, que por limpiar sus imágenes públicas harían de todo... hasta ofrecer dinero a causas nobles - una sonrisa cómplice surcó los labios del médico de oscura cabellera - Sólo debemos encontrar a los apropiados y hacerles entender lo bien que se vería en sus currículum el título de benefactor -

Nuevamente el tazón llevó a sus labios para beber el líquido que ya había perdido parte de sus cualidades. Por lo que se levantó y vaceó el contenido en el lavaplatos que tenía cerca, lavándolo para luego volver a llenarlo, le gustaba la charla que mantenía con aquel, por lo cual se había entretenido sin irse a pesar de ya haber terminado su turno hace un par de minutos.

Terminó de beber todo aquel líquido negro y se levantó para caminar hacia la mesa y dejar allí el tazón que antes contuviera café negro - Qué tal si me permites mostrarte las instalaciones del hospital algún día... tal vez podamos discutir sobre la infraestructura que desearías para tu clínica - esbozó una sonrisa mientras tomaba su bolso y lo cruzaba en su pecho acomodándolo lentamente.

- Eso... si es que no te suena a ser demasiado atrevido - dijo tranquilo en un ademán por convencerlo, aquel hombre compartía casi los mismos intereses que en él se habían anidado hace muchos años.

Asintió efusivamente ante las palabras escuchadas - No se hable más... entonces estamos en contacto de aquí hasta... que decidas terminar con nuestra ¿amistad? - dijo en tono indescifrable aquello.

- Lástima que aún estés de turno... me habría gustado continuar con la charla, sin embargo, debes estar cansado a estas alturas de la... - miró su reloj, eran casi las 7 de la mañana - jejeje... de la mañana - alzó sólo los ojos esta vez para observar a aquel.

Se encaminó hasta la puerta, sería mejor dejarle tranquilo, no era bueno asediar a los nuevos pues terminaría siendo una carga molesta si continuaba con aquello.

Esperó un poco a la salida, sin embargo, ya sus ojos se cerraban, había hecho turno doble por lo que sólo deseaba ir a la cama. Aquel encuentro había sido gratificante, por lo que se había quedado a conocerlo un poco más, permanecería allí para despedirse antes de marchar, eso si el otro le permitía invitarlo al casino a tomar algo de "desayuno" para luego partir ambos hacia sus respectivos docmicilios.

Pestañeó atónito mientras lo observaba deambular por la habitación un tanto... infantil. Llevó las manos cerradas en puños hasta sus ojos para frotarlos, pensando que el sueño le jugaba una mala pasada, pero no... ahí estaba el chico, dando brincos como una liebre.

Sonrió y negó con ambas manos aparatosamente - no no no... no te preocupes... - sus mejillas se colorearon al igual que las ajenas tratando de parecer calmado ante la escena.

- Sólo esperaba para preguntarte si deseabas ir a tomarte una taza de café conmigo al casino del hospital antes de salir - dijo un tanto nervioso, sin que el otro notara aquello.

- Nadie dijo que lo fueras... es más... me agradó lo que vi... - lo último lo dijo en un tono más bajo como tratando de no ser malinterpretado, tal vez... sólo tal vez aquel hombre comenzaba a interesarle en otra forma que en la profesional.

Le había llamado la atención su forma de exteriorizar sus pensamientos. Extendió el brazo permitiéndole pasar adelante - Por favor... - inclinándose apenas a modo de reverencia - Permíteme guiarte... -