Cuando acaba el trabajo...

Tras atender a un par de clientes y pasar el resto de la noche sirviendo copas y demás, se dispuso a irse.

Al salir encontró a Alessandro esperándole en la puerta.

"Hola, ¿qué tal te ha ido?." le saludó, poniéndose la chaqueta para abrigarse un poco del frío nocturno. "Hay una cafetería cerca de aquí, hacen unos chocolates muy buenos. Pero si tenías pensado ir a otro sitio me da igual cambiar de ruta." dijo sonriéndole.

Asintió y bajó las escaleras para llegar a la carretera.

"Está cerca. Es el único lugar de por aquí que abre toda la noche y que sirve desayunos a las 4 de la madrugada." dijo riendo y esperando a que el peliazul le siguiera.

Metió las manos en los bolsillos de la chaqueta, para conservar más el calor y miró con curiosidad al otro. No parecía más mayor que él... aunque tampoco le parecía haberle visto en la academia.

"¿Trabajas en algo por el día?." preguntó, intrigado.

"Uhm..." musitó recordando lo poco que le gustaban los sitios con médicos, olor a desinfectante y jeringuillas...

"Yo estudio." contestó sonriendo. "Pero... bueno, no sé cómo serán los turnos de los enfermeros, pero si son como los de los médicos apenas descansarás, ¿no?." preguntó frunciendo levemente el ceño mientras le guiaba a través de unos callejones.

"Ah, imagino que será más agotador que lo mío, pero yo también uso los fines de semana para descansar." comentó sonriendo. "Sí, estudio para ser profesor de niños de preescolar." contestó girando una esquina y señalándole la cafetería a la que se dirigían. "Es ahí."

El sitio tenía toda una pared acristalada que permitía ver el interior, suficientemente iluminado y dejando ver lo prácticamente vacío que estaba. Aquello comenzaba a llenarse a partir de las seis, con los primeros trabajadores que comenzaban la jornada.
Al llegar le abrió la puerta y le cedió el paso, dejando que fuera él quien eligiera el asiento.

Sonrió al escuchar la respuesta del chico y asintió. A la mayoría de la gente le parecía chocante que alguien como él quisiera estar rodeado de críos, pero lo cierto era que compaginaba bastante bien con ellos. Al igual que los niños, él tenía un montón de energía que parecía no acabarse nunca.

"Sí, muy poca gente lo conoce. La mayoría de los compañeros viven al otro lado de la ciudad así que pocos vienen por aquí." comentó siguiéndole hasta una de las mesas. "Sí, donde quieras." contestó asintiendo y sentándose frente a él.

Un servilletero y la carta reposaban sobre la mesa. Él ya se sabía la carta de memoria, además, ya sabía lo que pediría, así que esperaría a que el peliazul escogiera lo suyo.

"Lo de ser enfermero también debe ser interesante. Es bonito ayudar a la gente... pero yo no podría dedicarme a eso... de solo imaginarme agujas e inyecciones me pongo malo..." comentó riendo.

Le miró sorprendido.

"¿Uno se puede acostumbrar a la sangre?." inquirió con repelús. "Bueno, en realidad no le tengo tanto miedo a la sangre... la soporto. Lo que me da grima es la idea de hacer daño a la gente para curarla. Imagínate... no sé... que tienes que cortarles o coserles... sólo imaginándome con el bisturí o la aguja en la mano casi siento como si me estuviera cortando yo mismo... no puedo." dijo riendo. "Para otras cosas no, pero para eso soy demasiado empático." añadió encogiéndose de hombros.

Llamó con la mano al camarero para que se acercara a tomarles nota.

"No, yo ya sé lo que voy a tomar." contestó sonriéndole. "Un chocolate y un trozo de tarta de vainilla. Y para él café y un trozo de pie." le indicó al hombre, que se retiró dispuesto a servirles lo pedido.



[U: ¿pie?. ¿Qué es un trozo de pie?. Es que me he imaginado un trozo de pie humano, pero no creo que sea eso xD]

No lo habia pensado nunca de esa forma, pero vendolo asi si era cierto, pero bueno, para su garn felicidad en su mayoria esos eran trabajos del medico y el solo se encargaba de asistir y todo lo que va despues de una operacion

-Jajajaja, pues si es algo agresivo, pero por un bien mayor... casi siempre... y si cuesta trabajo, la primera sutura sobre todo, pero no hablemos de eso hora que vamos a comer... jajaja-

El mesero llego, tomo sus pedidos y se fue por ellos

-Dime Demian, me entra curiosidad, ¿tu fama de fierecilla te la dieron o te la ganaste por gusto?-

(no XDD es como un pedazo de pastel, ya lo puse en idioma decente que se entiende XDD)

[ah XD nah, no importaba siempre está bien aprender cosas nuevas XD]

Rió y asintió, consintiendo en dejar de hablar de heridas, puntos y suturas.

Al escuchar su pregunta se encogió de hombros, pensativo.

"Me la gané por gusto, se me da bien, no tengo que esforzarme mucho por adaptarme al papel." contestó sonriendo. "¿Y tú?." inquirió, intrigado por cómo había llegado Alessandro a tener la fama que tenía.

-Jajaja ¿a mi?, la cara me precede, ademas tengo la voz suave y caracter casi siempre docil... asi que es muy sencillo ser el niño dulce si pareces dulce... jajaja; aunque claro, todo depende del cliente y lo que pida no?-

Comento divertido giñandole un ojo con complicidad a su compañero mientras jugaba un poco con el salero que habia en la mesa

(XDDD)

"Sí, la verdad es que no te imagino con un látigo en la mano." comentó riendo. "Pero para mí es bastante difícil. Los clientes que piden pasar la noche conmigo no esperan a alguien dulce, así que no suelo cambiar muy a menudo. Aún así se agradece cuando aparece alguien que te da un poco de descanso." contestó sonriendo.

Al momento vino el hombre con los pedidos y se fue después de desearles buen provecho.

"Me encanta el chocolate de aquí..." dijo dando un sorbito. "Aunque al principio quema." añadió arrugando los labios.

"Uhm, yo prefiero el chocolate. Bueno, en realidad no puedo tomar café, no me sienta nada bien." comentó acariciándose el estómago con pesar. "Aunque me gusta el olor que tiene." añadió sonriendo. "Espero que te guste, aquí todo lo hacen de miedo." dijo alzando las cejas y asintiendo antes de probar su trozo de tarta.

Sonrió y comió un poquito de pastel antes de darle otro sorbo tentativo a la taza, notando el chocolate ya más caliente.

La pregunta de Alessandro le hizo fruncir el ceño, dejándole pensativo.

"¿Un sueño...?. Uhm... supongo que comprarme una casa propia y encontrar con quien compartirla." contestó encogiéndose de hombros. "La verdad es que no tengo aspiraciones demasiado fuera de lo común." añadió rascándose la cabeza. "¿Tú todavía no sabes qué contestar a eso?." inquirió, mirándole con curiosidad.