El invierno se avecina

Ya habían pasado un par de días y en la ciudad no encontraba lo que buscaba, leña para poder encender la chimenea de su cabaña. Por lo que sacó su vehículo reparado del garage y salió de la ciudad en un viaje que calmaría su ímpetu avengurero.

En el trayecto, observaba los árboles, eran inmensos. Sonrió ya estaba pronto a llegar a su destino, un lugar donde podría talar un par de árboles sin que lo llevaran preso por ello.

Estacionó el vehículo en un escampado y se bajó, vestía una camiseta sin mangas que dejaba a la vista sus gruesos brazos, unos jeans y zapatos gruesos - ahhh... el aire es mucho más agradable por estos lados - llevó una mano hasta su nuca y rascó su cabeza sonriendo.

Pronto fue hasta el vehículo y sacó un hacha con la que se adentró en el bosque, iría a escoger un árbol para calefaccionar su vivienda.

Conducía su coche tranquilamente, era uno de esos momentos en los que podía decir que estaba satisfecho consigo mismo. Vestía unos vaqueros desgastados y una camiseta ajustada al cuerpo, con unos tenis terminando el conjunto. Al pasar por un descampado pudo reconocer el coche del médico al que había ayudado un par de noches atrás. Estacionó su vehículo al lado y se adentró al bosque, seguro de que lo encontraría allí.

No tuvo que andar demasiado para poder reconocer al moreno, caminaba con un hacha en la mano. Decidió seguirle hasta que parara en el lugar al que fuera. Seguramente lo que buscaba era un árbol del que sacar leña, al menos eso era lo que el hacha le daba a entender. Sería divertido asustarle, sobre todo si no esperaba encontrar a nadie en aquel lugar.

Divisó un árbol de buen tamaño en medio del páramo, no habían muchos árboles alrededor por lo que se le haría fácil sacar los trozos de allí.

Bajó el hacha y se escupió las manos para luego coger el mango de la herramienta y hacerla hacia atrás y luego con un fuerte golpe clavar el filo en la madera del enorme árbol.

- Ah... buen golpe - sonrió y comenzó a dar uno y otro y otro hachazo, su cabellera se mecía con cada movimiento de su cuerpo mientras sus músculos se marcaban con cada vaivén del hacha que surcaba el aire.

Al fin, le vio detenerse frente a un árbol bastante grande. Saldría bastante leña de él, eso era seguro. Lo observó mientras se preparaba para comenzar a talar. Su mirada se quedó prendada en cada movimiento que hacía el cuerpo del moreno. Negó fuertemente con la cabeza y comenzó a caminar en dirección al hombre.

Esperaría al momento oportuno para hablarle, sólo esperaba que no le notase antes de tiempo, sino su broma no tendría un buen final. Mientras esperaba, su mirada volvió a perderse con los movimientos hechos por el moreno. No entendía que le pasaba, hacía un par de días que le conocía sin embargo, no era capaz de apartar la mirada de sus músculos.

Dejó el hacha en el suelo y volvió a escupir sus manos, respiraba un tanto agitado por el esfuerzo. Volvió a coger el mango y dio otro impulso para continuar con su labor, a esa hora el árbol comenzaba a quejarse, como si tratara de hacerle entender de que lo dañaba y así que retrocediera en su afán por derribarlo.

Nuevamente posó el hacha en el suelo, el árbol estaba oponiendo resistencia, su cuerpo ya estaba algo sudoroso por lo que se quitó la camiseta y con ella secó su frente, lanzándola hacia atrás y continuar con aquella faena. Poco faltaba ya para ver al gigante barrer el aire en su caída a tierra.

La camiseta calló a sus pies, por lo que se la quedó mirando unos instantes. Sus ojos se posaron de nuevo en el moreno, adquiriendo sus mejillas un tono rosado bastante evidente. En ese estado no podía tratar de gastarle la broma, sin embargo no podía echarse atrás. Antes de que cogiera el hacha de nuevo, se acercó hasta el mayor y habló de forma que le escuchara.

Vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿No sabe que podría denunciarle por lo que está haciendo?

Contuvo las ganas de reír, no era momento para echar por tierra su idea de gastarle una broma. Además, así de cerca podía observar los músculos de su espalda y perder su imaginación en como sería acariciarlos... Se golpeó mentalmente, negándose a los pensamientos que se comenzaban a formar en su mente.

- Eh? -Sus ojos se abrieron al escuchar la voz y giró muy lentamente el rostro para posar su mirada en el chico rubio de la noche anterior - ... - qué iba a responder si el otro lo miraba seriamente, tal vez se había equivocado de zona, sin embargo, había indicios de que en ese lugar se talaban árboles.

- D... disculpa... pensé que estaba en el área correcta - el hacha resbaló de su mano y se posó en tierra apoyándose el mango de una de sus piernas. Su torso desnudo se mostraba sin recelos ante el chico - Eres Rupert, cierto? - parecía el chico, sin embargo, siempre se equivocaba de identidades, por lo que no deseaba confundirse, prefirió preguntar.

Avanzó entonces hasta él secando el sudor de su frente con el antebrazo, sus pectorales brillaban debido al sudor al igual que lo hacía su vientre marcado, el que se mecía por efecto de la respiración del moreno - En serio esta hara no es para la tala? -

Al ver su rostro no pudo aguantar más y se echó a reír. Había sido fácil gastarle la broma. Asintió a su pregunta de si era Rupert y sin quitar la sonrisa de su rostro se terminó de acercar.

No pensaste mal, perdona. Sólo quería gastarle una broma.

Con la sonrisa adornando su rostro su aspecto era más desenfadado y no tan serio como el que había dado la otra noche. Sin embargo, en su interior no estaba sonriendo sino maldiciéndose por no poder contener los pensamientos malsanos que estaba teniendo con el moreno.

No se ha equivocado de área, así que puede continuar con lo que hacía.

Respiró hondo y sonrió por su idiotez, parecía que todo el mundo se reunía con el fin de gastarle bromas. Sin embargo, le agradaba que el resto se sintiera alegre gracias a él.

- Comprendo jejejeje... me ha asustado, pensé que estaba en verdaderos problemas - tomó el hacha y la subió a uno de sus hombros - tenga cuidado... el árbol se derrumbará en cualquier momento y hay que estar atento, pero ... qué lo trae por acá? -

Vi su coche en el escampado y supuse que estaría cerca. Llevo siguiéndole desde que entró al bosque.

Se alejó lo suficiente para que la caída del árbol no le afectara. Se rescostó en el tronco de otro de los árboles que allí había, observarle trabajar con el hacha era algo que estaba comenzando a minar su autocontrol.

Si tuviera la fuerza necesaria le ayudaría, pero esa herramienta es demasiado pesada para mí.

Tenía los músculos marcados, pero no era tan fuerte como el moreno. Lo suyo era debido al gimnasio y sólo tenía la musculatura justo para no parecer enclenque.

Sonrió - me venía siguiendo? - con algo de asombro - es que he olvidado algo en su vehículo acaso? - volteó dándole la espalda y luego se puso a dar golpes con el hacha contra el tronco que ya parecía chirriar.

- Es cosa de hacer el intento, yo creo que si intentara podría dar buenos golpes, por último levantar el hacha - sonrió y dio otro buen golpe con el que el inmenso árbol se deslizó entre los demás tocando suelo.

- Ahhh bonito... - sonrió y luego clavó la herramienta en él para mirar de reojo al rubio - acérquese... - le enseñaría que estaba equivocado, cómo?, dejándolo picar un poco de leña.

No olvidó nada, simplemente me pareció buena idea. Además, no tenía nada que hacer hoy y al ver su coche, pues... quise "molestarle" un poco.

Vio el inmenso árbol caer al suelo, sonriendo ante las palabras del mayor. Aunque, que le llamara y le dijera que se acercara... Lo hizo con algo de desconfianza, pues no sabía que pretendía el moreno.

¿Qué pasa? Aún te falta convertir este árbol en leña.

Apretó sus brazos buscando los músculos y allí estaban, sonrió - No estás tan mal... - sonrió y le pasó el hacha - toooodo tuyo... - con el brazo extendido le dio el paso, a lo que el otro lo quedó mirando desencajado.

El moreno sonrió y se le acercó, parándose tras de él y rodeándolo con los brazos para coger sus manos - debes tomarla así... ves? - sentía como el cuerpo del otro se acomodaba entre sus brazos - si lo haces de la otra forma... puedes pasar a cortarte, ten cuidado -

No esperaba que se pusiese a tocarle tan descaradamente, aunque que le entregara el hacha lo descolocó. No sabía que pretendía que hiciera, pero le agradó ver su sonrisa. Sin embargo, al sentir sus brazos rodeándolo le puso nervioso.

Sí... claro... de este modo.

Cogió el hacha tal y como le estaba diciendo el mayor. Eso era demasiado, creía que iba a perder el control en cualquier momento. ¿Cómo se le ocurría enseñarle a usar un hacha en aquella situación?

No sé si voy a poder hacerlo...

- Uhm...- se alejó mirándolo de lado - supongo que si no te sientes preparado es mejor no hacerlo - después de todo podía terminar herido. Prefirió tomar el hacha y seguir con ello él solo, tenía que apurarse antes de que la noche cayese y nuevamente pasara otra noche de frío.

- Y dígame... - unos cuantos golpes con el hacha y las astillas saltando - Qué hace para mantenerse en forma? - continuó con aquello como si se tratara de un juego.

Se sintió mal cuando se alejó, hubiera preferido seguir teniéndolo cerca. Aunque, lo peor fue que de nuevo le hablara de usted. Se apartó un poco del moreno para dejarle sitio en el que maniobrar con el hacha.

Suelo ir al gimnasio, ¿y usted? ¿Cómo se mantiene?

Se había sentado en la hierba, recostándose en un tronco sin apartar la mirada del moreno. Le hubiera gustado que el mayor siguiera intentando enseñarle en vez de rendirse tan pronto en el intento.

Después de un rato ya tenía en trozos el gran tronco. Se sentó en uno de ellos para descansar, con el cabello humedecido de sudor por el esfuerzo.

Miró al otro que le hablaba - pues... hago ejercicio, salgo a correr, pico leña... cosas normales - dijo sonriente - Ahhh... tengo calor... - se arrepentía de no haber llevado agua, tal vez terminaría arremangándose los pantalones para refrescarse un poco.

Había olvidado coger la pequeña nevera que llevaba siempre en el coche. Se levantó de la hierba y puso rumbo a donde estaban ambos coches.

Si me espera un momento le traeré agua, llevo una nevera en el coche.

Corrió con fuerza hasta llegar al coche, no quería que el otro viera como estaba. Pues su corazón se había desbocado en cuando le había visto con el cabello húmedo y sin la camiseta.

Se levantó y quedó mirándolo, corría casi que se le perdían los pies. Sonrió - tal vez no se dio cuenta de que hay un río acá cerca - caminó hasta la orilla y se quitó los pantalones para meterse al agua en ropa interior - ahhh... - estaba fresca, lo que provocaba que su piel se erizara al contacto.

Ya al acostumbrarse a la temperatura se puso a nadar y así relajar su cuerpo sudoroso, ahora su cabello estaba húmedo pero debido al agua.

Bonita excusa para alejarte...

Sabía de la existencia del río, pero si ahora volvía sin el agua quedaría como un idiota. Sacó la botella de la pequeña nevera que llevaba en el coche y corrió de vuelta al lugar donde había dejado al moreno. Cuando llegó, el médico se había metido en el agua sólo con la ropa interior.

Mejor espero a que salga.

A lo lejos lo vio venir y se acercó a la orilla para salir del agua, así lo hizo y se encaminó hacia él, sólo en ropa interior y con el cuerpo escurriendo en agua - Ahhh no debiste preocuparte... - sonrió mirándolo a los ojos y tomó la botella para beber algo - Tú no tienes calor? -

Giró el rostro hacia otro lado, si seguía mirando su cuerpo no podría contenerse ni un segundo más.

No, no tengo calor en estos momentos.

Mentía, pero no iba a decirle que sí y que ese calor era culpa suya. Se sentó lo más lejos posible de él, no quería que se diera cuenta de lo que estaba provocando en su cuerpo.

Puede beberse la botella entera, tengo más en el coche.

Bebió lo suficiente y luego dejó la botella cerca del chico, se sentó en el césped - creo que tendré que esperarme a que se seque mi calzoncillo, no traje más ropa - sonrió.

Estando entre hombres sería fácil quitárselo y colocarse los pantalones, pero notaba que Rupert no estaba muy a gusto en su compañía por lo que buscó su camiseta y se la colocó, era mejor no dar más razones para su mal humor.

Con eso no puedo ayudarte, dudo que tengamos la misma talla.

Sobre todo porque él le sobrepasaba en altura. Le vio colocarse la camiseta, como si al rubio le molestara que estuviera en ropa interior. Sus mejillas se tiñeron de rojo, comprendiendo que el mayor pensaba que le estaba incomodando.

Yohann... ¿me permites sentarme a tu lado?

Lo miró extrañado - como gustes... - se hizo a un lado buscando un tronco donde el otro se acomodara, él sacudía su cabellera para estar listo más rápido y así poder cargar el vehículo y partir, ya comenzaba a pensar que estaba retrasando al otro.