Tienda de antigüedades Open [Privado]

Auguste permanecía en el cuarto tracero de la tienda, leyendo un libro de tiempos antiguos, escritos en lenguas griegas, que daban a parecer cánticos...tal vez una biblia, o un libro de echizos, no se sabía muy bien...pero era bastante interesante, hablaba de una preciosa joven, encantada por la luna, al parecer, obligada a permanecer en la oscuridad, sin poder volver a ver la luz del sol, esperándo a que cada noche algun hombre despistado se enamorase de su belleza, y así matarlo, para beber su sangre, comer su cuerpo...

Un libro de lo más descabellado, pero que derrochaba emosión...ya que debajo que cada pequeña historia que portaba, había un pequeño conjuro en runas antiguas...definitivamente, era un libro de mitos verdaderos, con su hechizo castigador...

Cerró el libro finalmente, lo seguiría más tarde...

Se levantó de la silla en la que permanecía, y se dirigió al mostrador, y tomándo un pañito humedecido en escencia, comenzó a sacar brillo a una piecita olvidada en el mostrador.

Poco tenía que hacer aquel día, los viernes no tenía clase, así que se dedicaba a dar largos paseos a menos que le apeteciera hacer cualquier otra cosa.

Había llegado, casi sin darse cuenta, a una zona en la que había vairos edificios abandonados. No esperaba que hubiera alguna tienda allí y tampoco se veía mucha gente por las calles, así que tras recorrer dos manzanas dio la vuelta para regresar a la civilización y tomarse algo en una cafetería. Sin embargo, cuál fue su sopresa al encontrarse con una tienda abierta en la que no había reparado antes.
Intrigado, se acercó al escaparate y observó los objetos antiguos y extraños que había expuestos. Nunca había estado en un anticuario, al menos no en uno con cosas tan caras. Animado por ver qué más cosas podía encontrar dentro abrió la puerta y entró mirando a su alrededor con suma curiosidad.

Al mirar hacia el mostrador su sopresa aumentó. Reconocía a aquel chico, trabajaba con él como prostituto.

"¡Tú!." exclamó sin más, señalándole con el dedo. "¿Trabajas aquí?." inquirió ladeando el rostro, sin disimular para nada su sorpresa.

La campanita de la puerta lo sacó de su concentración, mirándo al chico que había llegado...parecía entusiasmado mirándo la tienda, y si no recordaba mal, ya lo había visto antes...claro que sí, pues trabajaban de lo mismo en las noches...

No pudo evitar uan sonrrisa al ver lo sorprendido que había quedado el chico al verlo en la tienda, la verdad es que se veía hermoso hasta de esa manera...con esa expresión tan tonta.

-Bienvenido.-Sonrie de nueva cuenta, era un chico bastante expresivo.-Bueno, la verdad, es que la tienda es mía...-Acomoda su cabello, para que no le entorpesca la vista, y lo recoge en una coleta.

-Es una sorpresa verle por aqui.

"¿Tuya?, ¿de verdad?." inquirió mirando de nuevo a su alrededor, calibrando todo aquello con un nuevo enfoque. "No te imaginaba en un sitio como este... y mucho menos siendo dueño de algo así." comentó acercándose al mostrador sin dejar de mirar los objetos que abarrotaban las paredes y las estanterías. "Pero no te lo tomes a mal... no lo he dicho con mala intención. Es sólo que no pareces ser mayor que yo..." añadió dirigiendo ahora su mirada al chico, evaluándole como si no le hubiera visto antes.

El lugar le gustaba. Era cálido y acogedor, y era bastante agradable estar rodeado de tantas cosas antiguas y frágiles. Además, el olor a madera siempre le había gustado, le recordaba a su casa.

"Yo sí que me he sorprendido encontrando una tienda en esta zona... No tendrás mucha clientela." respondió enarcando una ceja y sonriendo.

Sus expresiones eran realmente divertidas...su forma emosionada de hablar y mirar la tienda...En el rostro de Auguste no hacía más que reflejhar una tierna sonrisa...si tuviese un hermano definitivamente le gustaría que fuese del mismo caracter que tenía ese chico, tan alegre y expresivo, le encantaba...

-Bueno...ya ves como son las cosas.-Suspiró.-Y no son tan viejo...es más tan solo tengo 21...que no siga estudiando en la preparatoria son cosas mías...no creo necesitarlo.-Concluye cruzando el mostrador para quedar frente al muchachito y hacerle una tierna caricia en el cabello desordenándolo...

-Y hablando de la clientela...no, difinitivamente no viene mucha gente, pero si la necesaria...Tampoco necesito que vengan personas comunes, tal vez no podrían pagar lo que hay aquí, por eso con tal de que la gente "especial" veng, estoy bien...y siempre resultar ser que esa gente, encuentra la tienda, por muy escondida que paresca estar.-Otra caricia en el cabello, y se da la vuelta caminando hasta una esquina y tomando en mano una alfombra, necesitaba un poco de limpieza.

Le sorprendió, de nuevo... aquello se estaba convirtiendo en algo bastante extraño..., cuando el chico le dijo su edad. Hubiera jurado que era era más pequeño que él y ahora resultaba que le sacaba un año. Le llamó la atención que le revolviera el cabello de aquella manera. Tampoco es que fuera un crío... pero no le molestaba tanto como para pedirle que no lo hiciera.

"Vaya... no pareces más mayor que yo." comentó mirándole de arriba abajo ahora que lo tenía en frente. "Bueno, con el dinero que ganas aquí no creo que te haga falta estudiar ninguna carrera." dijo sonriendo.

Escuchó con atención su respuesta y asintió, reconociendo que tenía razón. Las personas normales no podrían pagar la mayoría de cosas que había allí ni a plazos... Además, casi todas eran para adornar, realmente no tenían más usos, aunque eran realmente hermosas.
Vio como el chico se dirigía a un rincón, a por una alfombra que parecía necesitar una limpieza.

"¿Te ayudo?. No tengo nada más que hacer y no me vendría mal conocer mejor a alguien para la noche. La verdad es que todavía no conozco a demasiada gente allí dentro." dijo mirándole con interés.

-Pues ya ves...soy mayor...-Dijo mientras colocaba en la mesa del mostrador la alfonbra...-Y si quieres ayudar puedes...-Sonrie...

-Es más, estoy buscando una persona como ayudante...se que estudias, pero no me vendria nada mal un compañero de trabajo, te dare un salario...¿queme dices?...

La verdad es que estaba alegre, no estaba demás tener a aguien en la tienda con la cual hablar...y contar tonterias...es más trabajaban también en la noche en el mismo sitio, y como Damian habia comentado, saber de una persona que trabaja en el mismo lugar que tu no estaria mal, ya que él tampoco conocía a mucha gente en su trabajo.

Asintió, sin borrar la sonrisa de su rostro y cogió la alfombra por uno de los extremos para que el otro no tuviera que cargar con todo el peso.

"¿Trabajar aquí?." repitió pensativo. "Bueno... debería compaginarlo con las clases, pero me gustaría bastante trabajar contigo." contestó.

En principio no quería trabajar durante el día, pero llevaba bastante bien todas las asignaturas y tenía bastante tiempo libre en el que no se dedicaba al estudio. Sería bueno dedicarlo a algo productivo y además conocer a... ahora que lo pensaba, ni siquiera sabía su nombre.

"Eh... yo soy Demian." comentó. "Perdona por no haberme presentado antes." añadió sonriendo algo apurado.

-Siempre puedes venir cuando te complasca, no te pondre un horario, pero me agradaria mucho que ayudases...-Tomaron entre ambos la alfombra.-La llevaremos al cuartillo de atrás, allí tengo productos para limpiarla...-Comenta.

El chico como siempre estaba entusiasmado, y siempre que lo veía era igual, aunque bien sabía que tenía un caracter fuerte cuando se lo exigia...

Oyó que se presentaba, algo avergonzado por su comportamiento...Auguste solo hizo lo de siempre, sonreir...

-Tranquilo, se de sobra tu nombre, también los de la compañía...pero con el único con quien he hablado en contigo...y supongo que quien debe disculparse soy yo, mi nombre es Auguste, para lo que quieras.-Llegan a dicho lugar y colocan la alfonbra en una mesa bastante amplia...

-BUeno, si quieres comenzar con tu trabajo hoy...estaria genial...esto llevara tiempo y esfuerzo, hay que ser cuidadosos en no dañar la tela.

"Ah, genial. Que no me pongas horario es todo cuanto podría pedir. Eres un jefe estupendo." dijo riendo. "Normalmente estoy casi siempre en clase o en la biblioteca, pero puedo venir por las tardes. Los viernes y los fines de semana podré venir todo el día." indicó siguiento al rubio hasta la trastienda.

Él, al contrario que Auguste, no sabía el nombre de mucha gente del prostíbulo. Tan sólo de los jefes, algunos hombres que solían pedir sus servicios y unos cuantos compañeros, pero sólo a los que veía más a menudo.

"¿Te sabes los nombres de todos los que trabajan en el prostíbulo?. Yo no sabía el tuyo." inquirió alzando las cejas y mirándole con curiosidad mientras levantaba la alfombra hasta dejarla en una gran mesa.

Desenrolló la pieza y se quedó admirando los decorados de la misma.

"De acuerdo, no sé mucho de estas cosas, la verdad... pero sé ir con cuidado." contestó sonriéndole y mirando con interés la alfombra.

-Umn...verás no es dificil aprenderse los nombres de todos...ya que yo soy quien suele ver el ordenador principal y saber quien fue y quien no esa noche a ofrecer sus servicios...-COmenta mientras entre ambos abrian la alfombra...

"De acuerdo, no sé mucho de estas cosas, la verdad... pero sé ir con cuidado."

-Pues más vale que tengas cuidado en no dañarla, sino tendre que descontarlo de tu sueldo...-Sonrie tiernamente, como estaba acostumbrado, y luego se dio la vuelta para dirigirse a una estántería de aspecto viejo, de donde sacó unos productos...

-Te explico...estos productos son inoloros...para que el objeto no pierda ese aroma antiguo que ha estado conservando, sino pues perdería mucho valor tambien...-Toma en sus manos una esponjilla con algo de pelillos en la parte inferior...-Esto es para quitar la pelusa que se ha incrustado... y esto...-Otro artilugio, esta vez más fino.-Para retirar el liquido que le pondremos...ya que no podemos ponerle agua...-Suspira, mirando el rostro confundido del chico...

-No importa si no lo has entendido, la practica hace al maestro...-Otra sonrisilla.

"¿Y cómo es que miras el ordenador?. ¿Te ponen de encargado?." inquirió asombrado de la cantidad de sorpresas que le estaba dando aquel chico en apenas media hora.

Enarcó una ceja al escucharle.

"Te das cuenta de que tendría que estar trabajando gratis para ti durante años para poder pagar algo como esto en caso de estropearlo, ¿verdad?." comentó con ironía. "Tranquilo, antes de hacer cualquier barbaridad dejaré que te ocupes tú de ello." añadió devolviéndole la sonrisa.

Al ver que volvía con unos productos y le explicaban para qué servían le atendió con suma atención, intentando quedarse con para qué servía cada cosa... aunque en su opinión allí había demasiados trastos sólo para limpiar una simple alfombra.

"Vale..." dijo aliviado por su comprensión. "Entonces dame lo que sea más fácil y ya me iré fijando en cómo lo haces tú para la próxima vez." pidió sonriendo. "Estaría bien que me dijeras algo de la alfombra... me gustaría formarme un poquito sobre las cosas que vendes. Tal vez con el tiempo pueda sustituirte si tú tienes que dejar la tienda un momento o algo así..." añadió rascándose la nuca.

Rió suavemente divertido por lo que le comentaba el chico...¿formarse?...bueno, no dejaría su ilusión desecha...

-Verás...-Tomó el cepillo y se lo pasó al hermoso chico...- Si que soy el encargado de ver los ordenadores...aunque, he de decir que al principio lo hacía solo para saber a que cliente me tocaría llevar a las estrellas esa noche...me pillaron...y bueno, desde ese día es mi trabajo...Tú quitarás primero la pelusa...con cuidado...
Comenta, luego de la pequeña explicación antes de comenzar a 'instruirle', tomando el otro cepillo comenzando por la otra parte...

-Tu solo imitame...Y como quieres 'instruirte' lo haré mientras la limpiamos...-Comienza con movimientos circulares, con delicadeza, como si se tratase de un gran oso dejándo que le cepillasen...-Esta alfombra cubrió la sala en donde la reina Isabel II daba sus órdenes, fue traída aquí por un inglés de bastante buen humor, y me la canjeó por la corona que esta misma portaba...esa coronilla que puedes observar en la estántería que está detrás de mi...-Comentó mientras seguía limpiando...-Pero digamos que tuvimos un acuerdo que le gustó bastante...-Dijo guiñándole el ojo traviesamente.-Y me dejó las dos cosas como agradecimiento.-Conclye...-Esa es la pequeña historia de la alfombra...creo que estaba en un museo...y este hombre de quien te hablé la compró...aunque dicen qye objetos patrimoniales no pueden ser vendidos...es falso...el dinero lo compra todo...y todo está a su alcance.-Habla ahora más seriamente...-ES una pena que el hombre haya caído tn bajo....Vuelve a sonrreir...

Cogió el cepillo y esperó a ver cómo lo hacía Auguste para imitarle, cosa que no tardó en hacer.

"Entonces... imagino que te pagarán más. Tienes bastante suerte." dijo sonriéndole mientras limpiaba un extremo de la alfombra.

Teniendo en cuenta lo que pudiera ganar con aquella tiendo, más lo de prostituto, más lo de ser encargado... el chico debía de tener un buen fondo de ahorros...
Aunque él no tenía nada que envidiar. No era una persona de lujos, era más bien práctica, y no compraba algo que no le fuera a ser útil. Así que con lo que ganaba en el prostíbulo tenía suficiente para pagar los gastos del alquiler, la comida, ropa, estudios y alguna que otra salida los fines de semana. Además, ya tenía bastante dinero ahorrado. Quería comprarse un piso, aunque fuera pequeño... pero al menos no tendría que pagar un alquiler cada mes.

Prestó atención a la historia de la alfombra y le miró con picardía al oír cómo se quedó con ambas piezas.

"Supongo..." dijo al oír su último comentario. "¿Y cómo es que tienes una tienda así? ¿La heredaste?." preguntó ladeando el rostro. "Si pregunto demasiado me lo dices... tampoco hace falta que contestes a todo lo que digo. Si tú quieres saber algo de mí no tienes más que decirlo." se apresuró a añadir, al darse cuenta de que tal vez se estaba metiendo demasiado en su vida privada.

-No te disculpes...no todos los dias puedo tener a un chico bonito y hablador ayudándome, es más, supongo que es normal preguntar cuando o se sabe...así es como se aprende de las cosas y de los gustos de las personas...-Sonrie...apartándo el cepillo, pues ya había acabado con su parte, tan solo faltaba la de Demian y comenzarían con el líquido inoloro...


-A ver...la primera pregunta que me hicistes fue...-Comenta con una pose pensativa..- ¡A si! Bueno, tengo una tienda como esta por el echo de que me encanta la historia y todo lo que tenga que ver con ella...esta es como una casa...normalmente no vooy a la suit de la recidencia...en donde se supone que debería seguir cumpliendo mis obligaciones, son cosas por las cuales Nergal a llegado a llamarme la atensión, pero supongo que ya está acostumbrado...-Hace una pausa comenzando a llenar un pequeño cubo del líquido que utilizarían.-Y no, esta tienda no la heredé, la alcé yo mismo...y sime vas a preguntar como, pues te diré por que soy rico...-Nota la estupefacción del contrario...aunque seguramente no es más de lo que lohubiese estado...es notorio que si no fuese rico pues nopodría pagar lamitad de cosas que tiene, y mucho menos venderla, ya que no sepuede vender lo que no tienes...en fin...era de esperar.

-¿Sorpresa...?-Rie.

Sonrió por los piropos del otro y rió suavemente mientras continuaba limpiando su parte con algo más de rapidez al ver que Auguste ya había terminado con la suya, atento a las respuetas que el rubio iba a darle.

Y si había pensado que las sorpresas por su parte habían terminado se equivocaba, y mucho además. Lo primero que le sorprendió fue lo de Nergal. Obviamente sabía quién era... ¿pero acaso Auguste trabajaba para él?, y de ser así... ¿como qué?. No tenía pinta de asesino, parecía demasiado... dulce. Lo segunto fue que aquella tienda la levantara él mismo. Y lo tercero, y esperaba que lo último, fue que le dijera que era rico.

Ante su pregunta, apoyó las manos en la mesa, habiendo terminado con su parte y le miró como si aquello no necesitara una respuesta.

"Creo que es obvio que sí." contestó sonriendo de medio lado. "Es imposible que pare de preguntar... cada vez que abres la boca y dices algo se me ocurren preguntas nuevas. A ver... por ejemplo. ¿Vives en una suite en la que tienes que cumplir unas 'obligaciones' para Nergal?." dijo con cara de estar totalmente intrigado. "Sé que los asuntos de Nergal no... no debería preguntar por ellos y realmente no quiero saber más de la cuenta. Pero no me esperaba que tuvieras más relación con él que la del prostíbulo. Y... después está lo de que eres rico. Eso supongo que lo podía haber deducido por esta tienda... pero... no me cuadra que trabajes de prostituto por las noches si te sobra el dinero." añadió mirándole extrañado. "Uf... mi vida comparada con la tuya es de lo más aburrida." dijo riendo.

Esta vezla sonrrisa se convirtió en risas...ese chico si que era intrigante...aunque tambien a de confesar que tiene un aspecto de la vida de lo más extraño...

-Bueno verás...trabajo para Nergal de lo mismo que trabajar tu...soy protituto, sí, y he de amitir que nunca me he acostado con ese chico, creo que su corazón ya tiene dueño, y es un hombre fiel...Tengo una suit como la que deberías de tener tú...a la vez que haces el contrato con Nergal aunque nolo hayas visto...pues se te es asignada una, pensaba que lo sabias...-Sonrie.- Y bueno, sí, soy rico...es más, soy heredore de una gran fortuna después de la muerte que mis padres sufrieron, pero supongo que soy muy caprichoso...Dejé Francia, mi país natal, para venir hasta aquí, quise cambiar de aires y lo hice, y respecto a lo de ser prostituto, pues lo hago por que me gusta sentir una y otra vez ese placer que inunda tu cuerpo al llegar al climáx...o simplemente al ser poseído por una persona una y otra vez...en ese aspecto soy raro he de admitirlo...-Otra sonrisa dulce...

-Pero basta de hablar demí...cuentame un poco de tí...y el por que elegíste un trabajo como ese...pero claro...cuentamelo mientras terminamos con esta pequeña...-Alza el bote que contiene el líquido y comienza a exparsirlo con cuidado...hasta cubrirla por completo...Luego toma el otro cepillo careciente de pelos, y comienza a repartirlo..

Frunció el ceño al darse cuenta de que él no se había enterado de lo de la suite... pero a él nadie le había recriminado nada.

"Uhm... no lo sabía. Cuando llegué y les pedí trabajo dejé muy claro que los días los tenía ocupados y que no iba a dejar los estudios. Uno no puede ser prostituto siempre." dijo tratando de recordar su contrato. "Recuerdo que lo leí bien, pero ahora mismo no caigo en nada que hiciera referencia a una suite, aunque supongo que puedo mirarlo de nuevo para comprobarlo." dijo rascándose la barbilla.

Prestó atención a lo que le contaba Auguste y asintió, sonriendo cuando le pidió que le contara algo de su vida.

"Bueno, yo... vivía bastante cerca de aquí, en una ciudad al norte. Vine aquí a estudiar después de terminar el bachiller y con la ayuda de mis padres me pagaba un alquiler. Pero poco después de que me instalara mi padre murió y mi madre no pudo hacerse cargo de los gastos. Ella decía que sí, pero no iba a dejar que se pusiera a trabajar de nuevo de niñera a su edad... así que me puse a trabajar de camarero. Estaba bien, aunque casi no me daba para el piso. Un amigo me habló del prostíbulo y después de pensármelo bastante decidí probar. Supongo que no eres tan raro, a mí también me gusta bastante el trabajo... aunque hay clientes con los que se disfruta más que con otros..." dijo encogiéndose de hombros, mientras pasaba otro de los cepillos por su parte para extender el producto. "¿Ves?. Mi vida no tiene nada de sorprendente comparada con la tuya." dijo riendo.

-Bueno...tal vez lo veas menos emosionante...pero es una historia llena de valor y caridad...-Sonríe...-Tú a hecho mucho más que yo, has luchado por lo que quiers y lo que te gusta...no has buscado un trabajo solo para tu diversión, sino para poder pagar tus estudios y ahora sales adelante con un piso, seguramente pequeño, como suelen darlos a estudiantes jóvenes...creo que tienes mucho mérito.-Concluye, terminando también la acción...

-Ahora dejaremos reposar el producto para que haga efecto...si quieres te puedo invitar a un dulce.-Sonrie.-Ya casi es la hora de merendar...y tengo hambre...

Comienza a caminar para volver a salir de la trastienda...

-Luego de comer algo retiraremos los restos y listo...-Sonrie, encarando al chico...-Oye, si en algún momento prefieres dejar el protíbulo y trabajar para mi los fines de semana solamente, hazlo, te pagaré bien, lo suficiente para comprarte un lugar un poco mejor...y para que puedas mantenerte...no será ningún problema...-Hace una pausa...-Como bien dijistes hay clientes que son bastante cochinos a la hora del sexo...si en algun momento te resulta dificil, solo tiene que hablar conmigo.

Sonrió halagado por las palabras del chico y negó con la cabeza.

"Para ya o conseguirás que me ponga rojo. Supongo que no se me había ocurrido verlo así antes, gracias." comentó terminando de aplicar el producto en su extremo de alfombra.

Asintió a sus palabras y le siguió hacia la tienda, deseando probar aquellos dulces. Su estómago comenzaba a reclamarle algo de comida... había comido bien, pero demasiado pronto como para aguantar mucho sin merendar.
Cuando Auguste se giró para encararle no tuvo más remedio que parar y escuchar lo que decía. Le miró, con una gran sonrisa de gratitud en los labios y asintió, reprimiendo las ganas de estrujarle en un abrazo.

"Gracias, lo tendré en cuenta. Por ahora estoy bastante a gusto, pero imagino que alguna vez tendré que cansarme." dijo encogiéndose de hombros. "¿Sabes?. Nunca imaginé que existiera un jefe tan bueno y comprensivo como tú." añadió riendo y dándole un codazo amistoso.

-Bueno..ya ves, como decía un borrachito que solía venir por las mañanas a la tienda..."La vida te da sorpresas" a veces gratas...otras no tanto.-Vuelve a girarse luego de la agradecida sonrrisa del muchacho, encaminandose a otro cuarto, que era tapado por unas cortinas de felpa...Cuando se retiraron se pudo ver una cama de estilo clásico, t una pequeña nevera en otro extremo de la habitación...

-Aquí suelo dormir, cuando puedo...-Comenta esto ultimo en un susurro divertido.- Y de ahí mis alimentos...-Se aproxima al refrigerador y toma unos dulces, algunos con fresas, otros con vainilla o chocolate...-Prepararé algode café...¿O prefieres té?...-Pregunta dirigiéndose a un almacen que estaba en el mismo cuartillo.

-No tengo mucho que comer por aquí, normalmente voy a restaurantes o cafeterías...-Saca el café, para comenzar a ponerloen la cafetera...y luego va a por el té esperando la respuesta del chico...

Sonrió, y le siguió hasta un nuevo cuarto. Le llamó la atención que durmiera allí. Aunque si pasaba todo el día allí y normalmente no tenía mucha clientela parecía normal.

Se sentó en una de las orillas de la cama y miró los pastelitos con avidez.

"Café estará bien. No me acostumbro al sabor del té." contestó viéndole ir al almacén. "Bueno, yo pensaba ir a una cafetería justo antes de descubrir tu tienda." dijo riendo. "Lo tienes todo muy bien planeado..." añadió observando la habitación.

Si quisiera podría vivir en aquella tienda. Cama, nevera, almacén, una pequeña cocina para preparar cualquier cosa... era como un mini pisito.

-Bien...entonces café...-Sonrie devolviendo a su sitio las bolsitas de té...Mientras espera a que el café termine se dirige a la cama, al lado de su nuevo ayudante y empleado...colocándo los pastelitos a su alcance...-Vamos, come todos lo que quieras...-Invita mientras toma una de vainilla...comenzando a morderlo con delicadeza...

Cuando oye que la cafetera está en punto se levanta y se dirige hastaella, apagando la cocinita y sirviendo el liquido oscuro en diferentes tazas...que, como todo en la habitación, tenía su historia...

Se volvió a acercaralchico y extendió el café...

-Aqui tienes...-Dice casi en un susurro, y toma un sorbo del suyo...-Umn...me encanta en delicado aroma del café...recuerdo que antes de que madre muriese lo repudiaba, ella siempre bebía...y yo odiaba su sabor...pero cuando murió me di cuenta de que ella olía de este modo...olor suave y un tanto amargo...pero que convinaba muy bien con su tostada piel y su pelo largo y oscuro...-Sonrie.-La verdad es que no me extraña que padre se hubiese enamorado de ella...-Observa al chico...-Perdona, supongo que e empezado a hablar de mi familia, un tema bastante aburrido...

Miró los pastelitos y se decantó por uno de fresas, comiéndolo poco a poco para que le durara más. Cuando Auguste volvió con los cafés se apresuró a tomar el suyo, aspirando el olor calentito y fuerte de éste. Giró el rostro hacia el rubio y le escuchó sin decir una palabra hasta que éste se disculpó.

"No, es entretenido oírte hablar de tu familia. ¿Tienes alguna foto de ella?, por como la describes tiene aspecto de ser muy guapa, aunque tú no tienes la piel tostada ni el cabello oscuro." dijo alzando las cejas y sonriendo antes de darle un sorbo a su café. "Yo empecé a tomar café cuando vine aquí, para no agotarme tanto cuando trabajaba en el bar. Por extraño que parezca llegaba más cansado antes, cuando trabajaba de camarero, que ahora." comentó riendo.

-Umn...más cansado...bueno, eso es por que después del sexo siempre viene el relajo...-Sonrie levantandose..-Y si que tendo una foto de ella...lo único en lo que me paresco, es en el color de mis ojos...pero es la piel oscura destacan mucho más...-Comenta volviendo al tema del camarero...-Supongo que trabajar en una cafeteria es mucho más cansino, por que tienes que atender, cocinar...preparar cosas...y sobre todo acerte cargo de las quejas que cada uno de ellos tengan, es agoto tanto fisico como psicologico...-Explica.-Pero eso también es depende de la persona con quien trates...

Llega a un mueble que reposaba al otro lado de la cama, y toma un portarretrato que hay en esta...mostrando a una dama de cabellos largos, un tanto ondulados y tan negros como el café...la piel tostada...y ojos grandes y verdes, luminosos, que resaltaban con el tono de su tez, y al lado de esta un hombre opuesto, con tez blanca, casi tanto como la de Auguste, tal vez un poco más...pelo rubio, corto y lacio, y ojos de color miel y menudos...ambos con elegante vestimenta.

-Es ella...y el de al lado mi padre.