Primera vez {Libre}

La primera vez que estaba frente la puerta de un sitio igual, las luces relucían y bastantes hombres y mujeres estaban por allí.

Era la primera vez que haría algo igual, le temblaban las piernas incluso si hablaba tartamudearía de los grandes nervios que tenía.
Respiró en intento de tranquilizarse pero fue nulo…

Dio un paso… Ya estaba dentro, ya no había marcha atrás, cerró con fuerza los ojos y avanzó hacia la “recepción” en donde allí le preguntó al encargado. –Disculpe….- Susurró por lo bajo en un hilo de voz. –Soy nuevo por aquí y…-

Hombre: -¡Ahh! Así que eres nuevo, mira te explico lo único que tienes que hacer es escoger a quien quieres y ya está.- Le explicó con una sonrisa .

Este negó con rapidez, parecía ser que se había confundido con un cliente. –No, no, es eso… - Volvió a susurrar. –Yo soy un… trabajador.- Lo ultimo casi ni se escuchó y el hombre le preguntó ya que no l había dicho. –¡Soy trabajador de aquí!- Exclamó, haciendo que los del alrededor se le quedaran mirando.
Se sonrojó por completo y agachó el rostro, el hombre se rió y le dijo donde tenía que ir, este sin decir nada se dirigió donde le indico, hacia unas escaleras que conducían arriba.

En cuando llegó observó las llaves que el hombre le entregó, y estas tenían una pequeña placa con el numero del aposento, “Habitación 400”
Fue caminando hasta que lo encontró, allí estaba, frente la puerta de su habitación, tragó saliva con dificultad, extendió su brazo diestro temblorosamente con la llave en mano para así abrirla.
Empujó de esta, observando la gran habitación, decorada de varias cosas “extrañas” para él.
Dejó la puerta abierta sin darse cuenta, avanzó y se dirigió hacia la cama que tenía delante, todo decorado.
Habían unas esposas encima de la cama, ladeó la cabeza y las cogió. ¿Y esto? Pensó mientras que lo miraba de cerca.
Estaban abiertas y colocó una de sus muñecas, la izquierda, en una de ellas y sin querer hizo un poco de fuerza cerrando la esposa en su muñeca, este sacudió con fuerza y brusquedad la mano en intento de liberarse, pero era inútil, después empezó a buscar la llave de esta desesperadamente, por suerte solo se cerró una muñeca.

No, no y no… No estaba por ningún lado, las llaves, aquellas llaves que le liberarían de aquel artefacto.
Siguió buscando desesperadamente, removiendo todo, desmontando la cama, tirando algún que otro objeto por el suelo, que igualmente no le era de importancia, ahora su mente solo estaba para encontrar las llaves.

Miró por debajo de la cama, en las estanterías encima de una pequeña mesita, en sus propios bolsillos… Nada… No estaban ¿Y ahora que haría con una de sus muñecas atrapada en una esposa?
Era idiota, ¿A quién se le ocurre coger las cosas que no le llaman? Se dio un leve golpe en la cabeza con su diestra, diciéndose así mismo “Idiota” en un ligero y suave susurro.

Pero aún así no dejó de buscarlo, debería de estar por algún lado, dudaba que se hubiera ido ya solo estaba él hay…. O al menos eso creyó en cuando escuchó una risita, la voz de un hombre y el sonido de unas llaves.

Paró lo que estaba haciendo, ¿Había visto su torpeza? Se sonrojó por completo, después suspiró en intento de calmarse y giró sobre sus propios talones, quedando a varios centímetros separado del hombre.
Rápidamente escondió su brazo atrapado para que aquel no le viera, después se fijó en las llaves y se sorprendió, acercándose solo un paso al hombre. –Sí, buscaba eso.- Le explicó mientras extendía su mano libre, en señal de que las entregara. -¿Me lo podría dar, por favor?- Musitó amablemente mientras que una pequeña sonrisa, un tanto atontada, aparecía de sus labios, en espera de que aquel hombre le diera la llaves sin ningún problema y así liberarse de una vez.

-¿Un favor?- Dijo casi en un susurro casi que ni se escuchaba, bajo un poco la cabeza sin dejar de mirarle. -¿Qué favor?- Le dijo pero observó que este se le acercaba más cosa que le miró extremadamente, no se apartó de donde estaba, no se movió ni un centímetro, solo, no apartaba la mirada del otro.
Y fue entonces que sintió la mano del ajeno en su cabeza, notando levemente como le acariciaba el cabello, sin darle tiempo a decir nada le intentó agarrar del brazo que ya hacia oculto en su espalda, pero le fue difícil de conseguir.

Se sorprendió en cuando este le quitó las esposas, con su mano libre se la llevó a su muñeca que antiguamente estaba atrapada. Haciendo un poco de caricias en esta.
Escuchando el sonido sordo de las esposas y llaves al caer al suelo.

Pero no fue lo único con lo que se sorprendió, si no por lo último que dijo. ¿Le había escuchado bien? Pero si ambos eran del mismo sexo, pero eso qué más da, solo era trabajo…
Su primera vez, ¿qué tenía que hacer, como corresponder, como actuar…? Todas aquellas preguntas surcaron por su mente, haciendo que se confundiera y empezase a ponerse nervioso.