Ocio (privado)

El centro comercial era gigantesco... Diez plantas llenas de ropa, complementos y, por supuesto, sítios donde relajarse y distraerse.
Emile había pasado la tarde mirando escaparates, pegandose casi literalmente a ellos para observar los objetos de su interior. No había demasiada gente, por lo que se sentía bastante cómodo y relajado. En sus manos, sostenía una bebida que sorbía de una caña a pequeños sorbos.
Ahora, permanecía tras el escaparate de una joyería, observando con ojos de deseo una cruz de plata que lucía tentadoramente al otro lado.
Emile acariciaba mecanicamente, el cascabel que colgaba de su cuello, mirando aquella joya con la cabeza ligeramente inclinada mientras daba otro sorbo a su limonada. La joya era preciosa, pero el precio era prohibitivo, por lo que se tendría que conformar sólo con mirarla. A no ser que....
Su mente comenzó a dar vueltas a posibles soluciones, contando mentalmente mientras sus dedos jugaban con el cascabel. Finalmente, su ceño se frunció, y su rostro reflejó su decepción.
Imposible..., entre sus clases de arte y los gastos de la vida diaria, era imposible...

Decepcionado, se giró con la cabeza baja, aún pensativo. Y topó contra algo, haciendole lanzar un pequeño grito de sorpresa.

Definitivamente ese dia no tenia nada que hacer. Sus "investigaciones" no hiba del todo bien, aquell ciudad era tan grande y con tanto grupo mafioso que no sabia que hacer, el solo echo de pensarlo le estresaba, y eso no la haria nada bien a su apariencia, asi que... ¿Que mejor forma de relajarse que comprar?.
Aquello era digno de una mujer o algo asi, pero el simple echo de imaginar la cara de su padre al ver lo que habia gastado le causaba un bienestar interno que se podia considerar hasta placentero.

Paseaba mirando lo que podia, tiendas de todo tipo, Ropa de mujer, de hombre, Armas, tienda de Articulos Sexuales, Siempre pasaba ahi en busca de algun nuevo latigo, y ese tipo de cosas.
Entre sus paseos fue a dar a una joyeria... eso le hacia bastante falta, algo con que vestir lujosamente partes de su cuerpo que no llevaban prendas.

Se paro en la vitrina, donde un chico parecea mirar bastante interesado una cruz de plata hermosa. El por su lado, buscaba un anillo, y unos pendientes...los que para su sorpresa venian en conjunto con aquella Cruz de plata, por eso su elevado precio.

Ya estaba dispuesto a entrar, sintio como auqel chico chocaba contra su pecho, alcanzando a sostenelo de los hombros antes de que perdiera el equilibrio o algo asi.

Deberias tomar mas atencion cuando caminas. Estas bien?

No llegó nisiquiera a caer. Antes incluso de perder el equilibrio, sintió como alguien le sujetaba de sus hombros, evitando que nada sucediera.
Emile, se limitó a sujetar el vaso que llevaba entre sus manos, sin apartar sus ojos del líquido que se balanceaba peligrosamente, cubriendo su borde con una de sus manos para que no se derramara.

-Sí - contestó impulsivamente - Estoy bien, estoy bien... Lo lamento mucho, señor...

Y sus ojos por fín se posaron sobre los de aquel caballero de porte aristocrático que le había sujetado. Era alto, cabello anaranjado y ojos azules. Emile, permaneció durante un instante observándole. Tenía un porte diferente a la gente que estaba acostumbrado a ver y, repentínamente, se sintió algo cohibido.

-¡Ahhh!! - gritó de repente, comenzando a mirar a aquel hombre de arriba a abajo - No le he manchado, ¿verdad, señor?

Sus ojos revisaron la ropa de aquel hombre buscando alguna posible mancha. En el suelo, habían caido unas gotas de la bebida que portaba, pero ¿y en su ropa? ¿había llegado a mancharle?

Vio las reacciones de aquel joven que aun sostenia, era bastante divertido, y daba la impresion de que se ponia nervioso al ver su vestimenta, pero, ¿Quien no?. Llevaba puesto un traje que podia pasar perfectamente por un terno, pero lo de debajo era una perfecta y gran falda que le cubria hasta los pies.

{

Spoiler:

}

Tranquilo, no tienes porque disculparte.

Aquel chico le miraba de pies a cabezas, y derrepente sin razon alguna lanzo un grito. Despues de escuchar la razon, simplemente reviso su ropa, la cual no tenia ninguna mancha

Iie, no tengo ninguna mancha, en todo caso, no seria primera vez que me lanzan algun liquido sobre la ropa.

Dijo esto ultimo dando un leve suspiro, mirando de lado con algo de desinteres, luego de un momento, recordo aquello que hiba a comprar, pero primero deveria saber algo.

Que el lo que tanto mirabas?.

Emile suspiró aliviado al comprobar que no había mancha alguna en tan hermosa ropa. Si hubiera llegado a manchar su falda no se lo hubiera perdonado.
Sorprendido, oyó la pregunta que le formuló aquel hombre.

-¿Qué miraba? - repitió pensativo- Ah... una tontería - respondió rascando su cabeza. Una cruz que hay en esta joyería...

Sus ojos volvieron a posarse en la joya.

-No pude evitar fijarme en ella - le explicó - Pero, me temo que su precio es demasiado elevado para alguien como yo - dijo con un suspiro.

Permaneció observándola de nuevo y sus ojos brillaron deseosos.

-¿No es hermosa? - preguntó al hombre que estaba a su lado - Tiene un tallado delicado y fino, realmente raro de ver.

Volvio la miraba y señalo la cruz que anteriormente el tambien habia estado observando, pero mas que nada por los otros accesorios que le acompañaban.

Pues si, bastante. Pero el precio alto se debe tambien a los accesorios que lo acompañan, no te diste cuenta?.

Pregunto señalanado la vitrina en el lugar donde se encontraba aquella cruz y los demas accesorios...en lo que el otro joven lo miraba, una leve sonrisa tomo sus labios.

Yo tan solo quiero aquellos accesorios. Podria comprar el conjunto completo y darte aquella cruz, pero con una pequeña condicion...

Se inclino levemente para quedar a la altura de los ojos de aquel joven, ya habia encontrado alguien mas a quien podia sacarle algo de informacion...y tal vez algo mas.

Giró su mirada, observando la cruz y comprobó que, realmente, el elevado precio podría deberse a los complementos que la acompañaban.
Sorprendido, escuchó la propuesta de aquel hombre. ¿Darle aquella pieza? Aunque no fuera el conjunto completo, no había duda de que aquella cruz tenía un valor muy elevado por ella misma. Era... demasiado.
Incapaz de decir nada, permaneció mirando, durante unos segundos, los ojos de aquel caballero que le observaba sonriente.

-¿Qué condición? - preguntó finalmente, intentando no ofenderle con su pregunta.

De repente, se sentía cohibido por él. Aquel hombre no sólo era atrayente físicamente, sino que además parecía tener una elevada posición social si podía permitirse aquellos caprichos.

Informacion.

Solo dijo eso, luego diria especificamente sobre que. Entro a la Joyeria y enseguida compro el set, el cual le fue entregado en una bolita bastante fina y delicada. Al salir de la tienda, saco especificamente la cadena de la bolsa, teniendola colgada entre sus dedos, moviendola suavemente de un lado a otro, como un mago que imnotiza a un niño pequeño, siempre son una suave sonrisa en los labios.

Esto es lo que querias?.

Enseguida la guardo con cuidado en la bolsa, procesiendo a caminar, si hiba a tener una charla, no lo haria parado.

Sigueme, si hay algo que odio es hablar de pie.

Se dirigio a una pequeña tienda que se encontraba en el patio de comidas de aquel Centro Comercial, una tienda simple de jugos, tal vez la misma donde aquel chico habia comprado su Jugo. Tomo asiento en una mesa y de su bolsillo saco una grabadora, poniendola sobre la mesa, invitando al joven a tomar asiento.

Primro que nada necesito que me digas tus datos, solo algunos. Si no es una molestia claro.

Observó como aquel hombre movía la deseada joya delante de sus ojos, moviéndola como si quisiera hipnotizarlo. ¿En serio pensaba darselo? La idea aún le resultaba inconcebible.
No dijo nada cuando le preguntó si era lo que quería, simplemente, se limitó a seguirle hasta la tienda de jugos. Por el camino, pensaba en lo que le había dicho. Información... ¿qué clase de información podía querer un hombre como él, de un simple chico?

Se sentó frente a él y miró la pequeña grabadora que había encendido frente a él.

-¿Mis datos? - preguntó algo extrañado - No, no es molestia... Me llamo Emile D'Armant. Tengo 18 años y soy estudiante de bellas artes. ¿Qué más necesita saber?

Cuando el joven se sento, apollo los codos sobre la mesa, juntando sus dedos de modo que pudiera utilizarlos como sorporte para apollar su barbilla y poder mirar bien a aquel joven.

- Creo que con eso basta; Aunque... Trabajas en algo aparte de estudiar?-

Tal vez aquel chico no trabajara por dedicarse bien a sus estudios, pero mas valia preguntar, necesitaba saber bien que hacia para saber con exactitud que preguntaria.

Emile frunció su ceño. No le gustaba ir divulgando por ahí a lo que se dedicaba, pero...
Sus ojos se fueron de nuevo a aquella cruz tan deseada. Sólo eran preguntas..., inocentes preguntas... Entonces..., ¿por qué no decirlo?

Suspiró antes de contestar.

-Sí... trabajo como prostituto en el prostíbulo de Arcadia. No es algo de lo que me sienta especialmente orgulloso pero, ayuda a pagar las facturas. Cuando se vive sólo, no puedes depender de nadie para hacerlo... - intentó justificarse.

¿Qué pensaría ahora aquel hombre de él? ¿Seguiría con sus preguntas o creería que no merecía la pena gastar su tiempo con un prostituto?

Prostituto? Vaya... no me habria esperado nada asi.

Simplemente sonrio, no hiba a cuestionar el trabajo del chico, cada uno trabajaba en lo que podia y se las apañaba para ganar el sustento de todos los dias. Pidio dos jugos a la camarera que se habia acercado a tomar su oreden, dos limonadas iguales a las que Bebia el niño.

Despues de esto, miro con especial atencion al niño... trabajaba en algo que estaba interesado.

Se puede saber quien es el dueño de tal prostibulo?

Sonrió agradecido al ver que no le había hecho ningún tipo de desprecio. Sin duda, aquel hombre tenía una educación exquisita. Sólo se había mostrado ligeramente sorprendido e incluso, ligeramente más interesado en él...

-Si... bueno... - respondió ligeramente sonrojado - Supongo que no es una cosa que se note en la cara, ¿no?

Sus ojos se estrecharon al sonreir, escondiendo un poco aquel verde intenso que poseían.
Emile comenzaba a sentirse más relajado. Comenzaba a sentirse a gusto con aquella persona, por eso, no pensó demasiado antes de contestar a su pregunta.

-¿El dueño? - repitió - El señor Nergal, supongo... Es dueño de casi toda la ciudad. Apenas le habré visto un par de veces, pero parecía alguien especial...

Miró la gravadora y los jugos que la camarera había colocado sobre la mesa.

-¿Para qué necesita saber esas cosas? ¿Es usted periodista?

Analizo los gestos ajenos y pudo darse cuenta que poco a poco aquella persona hiba sintiendose mas a gusto con el, y eso solo le servia mas y mas, porque tal vez asi podria hacer mas preguntas. Tenia que sacar jugo a la educacion que le habian dado, que por años creo que era inutil, ahora le estaba ayudando.

Claro que no, yo tengo mucha mas cara de prostituto que tu, creeme, me lo han dicho miles de veces.

Cruzo las piernas bajo la mesa, escuchando atento lo que sbia sobre ese tal Nergal, quien ya antes le habi sido mencionado.

Y que sabes sobre el? Es casado, tiene pareja?

No se sorprendio al escuchar la pregunta del niño, claramente tendria curiosidad de porque hacia tan extrañas preguntas, asi que saciaria su curiosidad. Tomo un sorbo del jugo ya entregado por la mesera, suspiro y respondio.

Algo asi... Más que nada soy un Detective.

Dicho esto le miro directo a los ojos, algo serio para que viera que hiba enserio con sus palabras, pero luego sonrie suavemente, poniendo el dedo indice sobre sus labios y guiñando un ojo.

Pero es un secreto, eh?

Permaneció mirándole serio, sin perder de vista sus ojos cuando oyó a lo que se dedicaba. Detective...
Por un momento, pareció dudar. No quería meter en un problema a su jefe... ¿Sería bueno que contestara a aquellas preguntas?
La sonrisa de aquel hombre y su guiño complice mientras coloca un dedo sobre sus labios, le hacen sonreir, relajándose ligeramente de nuevo.

-No se mucho de su vida privada... Pero... en el prostíbulo, se oyen cosas...

Dijo con una sonrisa.

-Los chicos nos aburrimos demasiado a veces, supongo... Y siempre hay algún cliente que habla de más, o alguien que ha visto algo..., ya me entiende... Nada malicioso, sólo para pasar las horas...

Parecía que intentara justificar la razón por la que él poseía aquella información.

-Dicen que tiene pareja. Un tal... - pensó unos segundos antes de contestar - Mythos..., creo que se llama... Pero no le conozco más que de vista...

Su ceño se frunció de nuevo durante unos segundos y bajó su rostro, preocupado.

-Oiga... - le dijo- No les meteré en un lio por decirle esto, ¿verdad? Se han portado muy bien conmigo, no querría buscarles problemas.

Bingo...! Ahi estaba algo de lo que necesitaba, un nombre. No habia mejor informacion que un nombre, y ya llevaba tres... El propio Nergal, Damsiel y ahora... Mythos. Tal vez habia algo asi como un trio amoroso entre esos tipos...cosa de la cual podria sacar provecho, pero ya cuando tenga la investigacion mas avanzada sacaria cunclusiones.

Sonrio nuevamente a Emile, auquel chico quien le habia entregado tan valiosa informacion.

Claro que no, Solo esta ayudando con una provechosa investigacion... y digo provechosa porque es mia y de nadie mas.

Tomo un nuevo sorbo de su jugo para ahora tomar la mano del Emile y depositar sobre ella la anhelada cruz.

Ademas, si algo llegara a pasar, no dare nombres.

Las palabras que le dijo no tranquilizaron precisamente al chico. ¿Una investigación suya? ¿Para qué demonios quería él aquella información?

-Si algo llegara a pasar... - repitió casi mecánicamente. ¿Qué podía llegar a pasar que tuviera que ocultar que había dicho aquello?

Su ceño se frunció cuando le entregó la joya.
Ahora, con aquella cruz en su mano, de repente, se sintió mal, como si hubiera hecho algo indebido. Aquel hombre había jugado con él... , le había tentado con una joya, como si fuera una vulgar mujer, comprando su información con ella.
Su garganta se hizo un nudo y sus ojos parecieron humedecerse.

Con movimiento decididos, Emile se levantó de su asiento, y mirando a aquel hombre directamente a los ojos, cogió su mano y le devolvió la cruz.

-Lo siento - le dijo con firmeza - No puedo aceptarla...

Su voz sonó debil pero decidida.

-Tengo la sensación de que he dicho algo que no debería. De que he vendido a alguien por... - sus puños se cerraron con fuerza - Por un capricho... No quiero esa cruz.

Miro bastante sorprendido a aquel chico, sin poder evitar reir levemente. Se estaba tomando las cosas demaciado enserio.

Porque te preocupas tanto?. Solo me has dado un nombre, no?

Se dedico a mirar la cruz que le habia sido devuelta, observando los detalles y la fina calidad de la joya.

Con un nombre no creo poder hacer mucho. Ademas, hablas de mi como si fuera a matarlos.

Le fulmino con la mirada.

Yo simplemente quiero hacer negocios el señor Nergal y sus "afiliados".

Mintio, la verdad es que queria averiguar sobre ambos, Nergal y Mythos, entrometerse entre esos dos y llegar al poder que su padre queria. Pero no le diria eso a aquel niño que tan asustado se mostraba ahora, volvio a extender la mano, insistente.

Vamos, aceptala, aunque sea como un regalo, si?

Sonrio suavemente, con sierto toque burlon pero a la vez coqueto.

No es de buena educacion dejar a alguien con la mano estirada.

El chico le miró visiblemente asustado cuando comenzó a hablarle. ¿Matarlos?, ni siquiera se le había pasado aquello por la cabeza...
Durante unos instantes, permaneció obsevándolo, sopesando la idea de que hubiera topado con alguna clase de asesino. Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente, dando un par de pasos atrás.

-Negocios... ¿qué clase de negocios?

Observó la mano que se extendia hacia él, ofreciendole de nuevo la joya de su deseo. Emile la miró primero a ella y, después, a él... No parecía una mala persona, algo coqueta quizás, pero nada más y sin embargo.

-¿Puedo saber al menos cual es su nombre? -le preguntó

Aún no sabía si debía avisar a la policia sobre aquello o al propio Nergal...

Simple alianza.

Respondio a la pregunta de Emile, recordando por su parte que no se habia presentado.

Disculpeme usted, querido Emile.

Se paro y apollando una rodilla en el piso, tomo la mano ajena y planto un suave beso en el dorso de esta. Cuando separo los labios, dio vuelta aquella mano, depositando en su palma el dichoso collar.

Principe Luwdig Kakumei, Un gusto.

Su gesto y sus palabras dejaron helado a Emile. Un.... ¿principe?
Quedó con el collar en su mano sin casi darse cuenta de ello, mirándole con los ojos abiertos como platos mientras su cara enrojecía de vergüenza.

-Lo... lo... sien... to, su.... ¿alteza?? - dijo apenas con un hilo de voz, sin poder apartar sus ojos de él. Últimamente... no tengo mucha suerte... primero confundo a un policía con un ladrón... y ahora...

Suspiró algo molesto.
Era la primera vez que veía a un principe, y no era como él se imaginaba... Bueno, sí..., si quitamos el detalle de que llevara una grabadora y trabajara de detective...
Con su cara roja por completo, retiró el cascabel y comenzó a colocar en su cuello aquella cruz que le había ofrecido.

-Emmm.... su... alteza...... ¿viaja siempre sin escolta? No es muy seguro, ¿no? ¿Y si alguien le secuestra? - comentó ligeramente preocupado.

Siempre se había imaginado que la realeza debía viajar rodeada de toda su corte y con una seguridad increible, en cambio, aquel hombre parecía estar sólo en aquel lugar.

Rio divertido ante la reaccion del joven, poniendose de pie para volver a tomar asiento.

Con que me llames Ludwig basta...

Sonrio, tomando algo de jugo, esperando a que el joven le imitara y tomara asiento. Volvioa reir ¿Confundir a una polcia con un ladron?. Eso no era tan descabellado, en esa ciudad todo eso era posible.

Las escoltas no son nada mas para llamar la atencion. Yo se dedenderme solo a la prefeccion.

Sonrio ante la preocupacion del joven, y simplemente se quedo sentado, pensando en algo mas que pudiera preguntar. Si no se le ocurria nada mas, se iria... pero en una de esas al joven se le ocurria soltar algo mas... ya se veria...

-Ludwig.... - susurró sentándose frente a él.

Sus ojos se posaron sobre el pelirrojo mirándolo entre admirado y sorprendido. La verdad es que tenía muy buen porte, delicado y fuerte a la vez.
Tenía a un principe frente a él..., sólo para él... Era su ocasión de preguntar aquello que siempre había querido y nunca había sabido a quién.

-Y..., ¿cómo es que es usted quien investiga? ¿No sería mejor contratar a otra persona para que hiciera el trabajo por usted? ¿ Vive por aquí cerca? ¿No será en un palacio, verdad? Siempre quise ver uno...

De hecho, jamás había visto una casa más grande que la de sus padres, y no lo era demasiado...

Sonrio suavemente a escuchar su nombre, apollando el codo sobre la mesa, y dejando el brazo sobre este, mientras apollaba la barbilla en sus nudillos. Aquel chico que veia bastante tierno preguntando esas cosas... como una niña que acababa de encontrar un Principe Azul.

Prefiero hacer las cosas por mi mismo.. tengo la habilidad y asi me aseguro de que la informacion es 100% correcta.

Rio ante lo del palacio.

Lamento desepcionarte... Pero Vivo en un Hotel, el castillo en el que vivo esta en un poblado no muy lejos e la ciudad. Ahi viven personas ricas que llevan una vida al estilo antiguo... lejos de mafias y esas cosas.

Dio otro sorbo a su jugo, el cual parecia no terminar, seguiria esperando las preguntas del joven, solo para saciar su curiosidad. Despues de todo... podria decirse que el era uno de los pocos principes que quedaban...

Cogió el jugo que aquel hombre había comprado, el suyo, ya lo había terminado hacía un rato, y le dió un largo sorbo. Tantas emociones le habían dado sed.

-Lástima... - comentó al oir que su castillo no quedaba por allí cerca.

Una habitación de hotel no estaba mal, pero donde se pusiera un castillo... ¿Tendría fantasmas?
Emile movió su cabeza intentando apartar aquellos pensamientos infantiles de ella. Ya no era un crío para pensar en esas cosas...
Sonrió cuando le oyó reir. Le gustaba su risa, fresca y masculina, nada estridente, ideal para alguien de su porte.

-Emmm.... - murmuró bajando su mirada levemente.

Parecía querer coger valor para preguntar algo que no se atrevía, y su rostro enrojeció levemente mientras le daba varios vistazos fugaces, volviendo a observar su jugo, del que bebió varios sorbos más antes de preguntar.

-Y.... hay...., quiero decir... ¿Hay... una princesa o algo parecido...?

Quizás la pregunta era algo comprometida, apenas hacía unas horas que se habían conocido. Miró aquellos ojos esperando su respuesta.