Paseo a media tarde

Acababa de salir de la escuela y había querido dar un paseo. Escogió la playa pues era el único lugar que le pillaba cerca de la pequeña casa que poseía. Esa noche no tenía ninguna actuación preparada, por lo que podía utilizarla para ensayar su nueva coreografía. Le gustaba tener un tiempo libre para ello, así sus actuaciones salían perfectas.

Iba comiéndose un helado, pues el calor no había remitido todavía. Pensaba en los nuevos pasos que realizaría y que debía ensayar hasta que quedaran perfectos. Sonrió al pensar en las caras de los hombres para los que bailaría cuando la vieran moverse de esa forma y no pudieran tocarla.

-Va a ser muy divertido, habrá que ver como se las apañan para aliviar lo que les provocaré -siguió comiendo su helado mientras andaba, sin que la sonrisa abandonara sus labios en ningún momento. Es que no podía quitarse la idea de la cabeza y ya quería llevarlo a cabo.

El atardecer le daba minutos de calma y también... la única posibilidad de mirar al sol cara a cara... No iba a desperdiciar tan preciados momentos, encerrado en casa. Con la botella de agua en su mano por eventuales accidentes (Deshidratación en su caso) dejaba que su cuerpo se relajara mientras sus pies desnudos, a momentos sentían el toque travieso de las pequeñas olas que alcanzaban a llegar un poco más arriba del límite habitual...


- Supongo que... de vez en cuando no viene mal tomarse un descanso... Además si no lo hago... cierto cabeza de maíz se molestará conmigo jejeje... -


Rió levemente mientras sus ojos permanecían cerrados y la brisa marina acariciaba sus cabellos en una armonía suave de susurros...

Al mirar hacia la arena pudo vislumbrar una silueta, la cual se le hacía tremendamente familiar. Bajó a la arena y se encaminó hacia la silueta. Conforme se iba acercando pudo apreciar una cabellera blanca. ¿Un albino? Cuando estuvo algo más cerca al fin reconoció a la persona: Mythos Arcadia, su inspiración y la persona por la que había decidido estudiar medicina.

-Buenas tardes. ¿Es usted Mythos Arcadia? -lo miró nerviosa, jugueteando con sus manos sin saber como comportarse o que más decir. Si se trataba de él, estaría ante su mayor ídolo.

Sus pensamientos serenos de pronto se vieron interrumpidos por una voz desconocida. Suave... algo fuera del común que estaba acostumbrado a recibir en sus oídos... Sus ojos se abrieron levemente, y el brillo del sol, sólo le permitió ver un mechón de cabello rosa, antes de que tuviera que cerrarlos nuevamente...


- ¿Acaso conoces a algún otro albino tan desquiciado como para venir sin protección a los terrenos de su más grande enemigo, el sol?... Pues yo no así que diré que estás en lo correcto. Soy Mythos Arcadia, ¿Quién desea saber de mi?... -


Preguntó sereno aunque algo abatido por el calor...

-Me llamo Lyoko Okanawa, soy estudiante de medicina y... admiro su trabajo, señor Arcadia. Me encantaría poder ser tan buena como usted -le miró con un pequeño sonrojo en sus mejillas, desde que decidiera estudiar medicina había querido conocer al mejor médico que había en la ciudad y ahora lo tenía frente a ella.

Le miraba con admiración, desde que oyera hablar de él quería seguir sus pasos. Le tenía como modelo de referencia, aunque sus mentores no lo supieran pues le consideraban alguien peligroso.

- Asi que estudiante de medicina... Pues si sabes quien soy no deberías admirarme tanto... De seguro estudias en la Universidad de aquí ¿No? Tus decanos no tienen buenos recuerdos de mi, incluso han invertido mucho en sacarme para siempre del área de salud... -


Habló sin ningún remordimiento...


- Mi mención honrosa, mi puntaje nacional... mis altos honores... todo fue borrado por tus maestros... Todos y cada uno de ellos me traicionaron por unos cuantos billetes extra... y también por miedo... se aterraron del "mounstro" que habían creado... -

-Precisamente por saber quien es le admiro tanto. Sé lo que hicieron mis profesores, pero a ellos simplemente les respeto a usted... le admiro -le miró un poco sonrojada, jugando nerviosa con sus manos, no sabía si decirle o no -. No sé si lo recuerde pero... hace 6 años, usted estuvo en Tokio y atendió a un anciano que tenía neumonía pero que se le había complicado por no recibir el tratamiento adecuado.

Se mordió el labio inferior, agachando la mirada al decirlo. No estaba segura de si debía decirle o no, pero tenía que hacerlo, debía terminar de explicarle.

-Ese anciano... era mi abuelo. Se salvo gracias a usted y por eso decidí seguir sus pasos -buscó una foto de su familia en la mochila y se la mostró, indicándole quien era su abuelo, esperando que le reconociese.

Le escuchó atento a pesar de que sus facciones demostraban lo contrario. Sus ojos se volvieron más tranquilos cuando escuchó hablar del abuelo de la muchacha...


¿Tokio?... ¿Hace seis años?...


Su mente comenzó a recordar........ ¡Si!.... lo recordaba bien. Hace seis años había viajado a Tokio en busca de recursos para hacerse de prestigio y poder militar con el fin de proteger su pellejo y el de su amado, aún cuando este último se había negado a ello. Y ahí fue cuando, en los barrios pobres de la ciudad, se topó con aquel anciano... ya casi sin esperanzas de seguir viviendo...


- Recuerdo bien a tu abuelo... ¿Sabes?... Cuando lo vi en la calle, me dijo que quería seguir vivo para llevar alguna vez a su querida nieta a conocer la nieve de las montañas donde el había crecido cuando niño. Aquello me tocó en lo más profundo de mi "posible corazón"... Yo... crecí en un lugar cubierto de nieve... y siempre la recuerdo con nostalgia... -


Luego miró a la pelirosada con algo más de afecto...


- Así que tú eres esa pequeña de la que tanto me hablaba tu abuelo... vaya coincidencias ¿No crees? -

-Me alegra que lo recuerde, pues gracias a usted pudo cumplir su promesa -le sonrió dulcemente, recordando como su abuelo la había llevado a conocer esas tierras de las que estaba tan orgulloso -. Él me habló de usted, de lo buena persona que le pareció y... que conocerle fue algo estupendo.

Se sentó en la arena de forma grácil, haciendo gala de su condición de Geisha. Miraba hacia el horizonte, la añoranza se podía ver en sus ojos. Su abuelo había muerto el mismo año que ella abandonó Tokio, dos meses antes. Su último aliento había sido para decirle que se convirtiera en una gran doctora.

-Murió hace dos años, alentándome a convertirme en una gran doctora. Sé que si lo consigo, él estará orgulloso de mí -jugó un poco con la arena mientras observaba como el sol se despedía para dejar paso a la luna, pronto tendría que prepararse para ir a trabajar otra noche más.

Se quedó junto a la pequeña muchacha, conmovido por su historia aunque intentaba no demostrarlo. Permaneció en silencio por unos minutos dejándo que el mar y unas cuantas gaviotas, lograran una armonía tenue en aquel escenario de sol y aire marino.


- ............ Entiendo, así que falleció... espero que sus últimos años de vida, hayan sido agradables en compañía de quienes amaba, su familia... -


Luego observó serio a la pequeña.


- ... Muchacha... contéstame con sinceridad... ¿Quieres ser médico por tu abuelo o por ti misma?... -

-Lo fueron, nunca le vi más feliz que en ese momento -sonrió dulcemente, recordaba con ternura a su abuelo y el tiempo que pasó a su lado. Fueron los cuatro mejores años de su vida y lo sabía -. Respecto a su pregunta, quiero ser médico por ambos. Por mi abuelo y por mí misma. Quiero ayudar a la gente que lo necesite.

Se puso en pie nuevamente, miró al mayor y le sonrió afablemente. Tal vez le apeteciese pasear con ella.

-¿Le gustaría pasear conmigo? El tiempo lo amerita y las estrellas son una buena guía -se colocó delante suyo y le sonrió con los ojos cerrados -¿Vamos?

Miró a la muchacha algo descolocado aunque en ningún momento de mala manera. Aquella respuesta no es la que hubiera esperado pero le alegraba que la pequeña aún conservara la chispa por la que todos entraban en un principio a medicina... esperaba que la mantuviera cuando acabara de graduarse finalmente...


- Esta bien pequeña... Además hace mucho que no estiro las piernas... ¿Y dónde iremos? -

Me gustaría pasear por la playa, a esta hora se ve muy hermosa.

Se colocó delante del mayor, andando de espaldas mientras le sonreía dulcemente.

¿Qué me dice? ¿Le parece buena idea?